Cuando visito a mis amigos no lo puedo evitar: me fijo en sus rincones, en sus estanterías. No es simple afán de cotilleo ni una vocación frustrada como interiorista (¡aunque un poco también! ;). Es más la fortuna de contar con amigos interesantes que coleccionan mi tipo de tesoros favorito :)
El pasado abril vagabundeé unos días por Madrid en muy buena compañía, y además de abusar de su hospitalidad, aproveché para capturarles un par de esquinas.
Canon A-1, 50mm, Kodak 400TX y un revelado muy sui géneris que algún día os contaré: