May 01, 2013

Portraits of a dragonslayer.

En There and back again, en la segunda fotografía, un niño de ojos enormes y piel ruborosa mira a cámara con fijeza, sin prisa, desde cerca y desde arriba; una ángulo de poder que domina con carisma y con una inexpresividad que varía entre tranquila y perturbadora, según quién opine. En una de las pequeñas exposiciones que realicé, en la primera, una señora mayor se me acercó tras pasar un buen rato frente a él y me dijo algunas de las cosas más bonitas que me han dicho nunca. Después preguntó si sabía de quién era la exposición y mentalmente le pedí en matrimonio.

El muchacho en cuestión es mi sobrino, y ese retrato es uno de mis favoritos. Ahora todos estáis pensando (os puedo escuchar desde aquí) que "bueno moza, es que es tu sobrino, ¿cómo no te va a gustar?", pero la he observado revelada y colgada a buen tamaño unas cuantas veces, y siempre me quedo un poco boba delante de ella.

Y toda esta verborrea para decir que el muchacho sigue creciendo, y que me sigue siendo difícil apartar la mirada de esas profundidades tranquilas.




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